Lara Coto nos habla del proceso de escritura de su distopía juvenil, Materna

El edificio de Materna es blanco, limpio y en sus pasillos se escuchan conversaciones sobre tener bebés, sobre óvulos, sobre maquillaje y las próximas galas, pero a veces, si haces oído, puedes oír un susurro que habla de los Sextos… Esperad, ¿todo esto no os suena de nada? Entonces es mejor que os quedéis para charlar un rato con Lara Coto, la autora de Materna, una distopía juvenil que pone los pelos de punta, pero que toca muy muy cerca.

Aquí va la sinopsis y… ¡Empezamos!

A sus dieciséis años, Vera acaba de convertirse en una de las concursantes más jóvenes de la historia de Materna, un reality show para las pocas mujeres fértiles que quedan en la Tierra por culpa de la Mezcla.

Convertida en Madre deberá entregar sus bebés a las parejas elegidas por el público. Vera empezará a cuestionarse las cosas cuando conozca a Nora, otra Madre que habla como los Sextos, un grupo subversivo. Así que mejor alejarse de ella, ¿no?

Lo primero es lo primero. ¿Qué es exactamente Materna?

En la historia, Materna es un programa de natalidad que se crea para resolver la crisis de despoblación a la que se enfrenta el mundo debido a un fenómeno de contaminación fatal. El programa recluta a todas las mujeres fértiles y las mete en centros de natalidad para proveer a la población de hijos. Pero claro, más allá de eso, Materna es un concepto. Un símbolo de hasta dónde se puede llegar con la idea de que el fin justifica los medios y una muestra del poder de la alienación en una sociedad. ¡O al menos, eso intenté al escribir! 

Materna es una novela que se empezó a cocer de manera muy especial.

La idea como tal surge de un post que vi en redes sociales (¡por poco romántico que suene!). En él exponían una conversación, (supuestamente real), en la que una pareja preguntaba a una clínica de gestación subrogada si existía la posibilidad de echarse atrás en caso de que la madre de alquiler no tuviera un bebé del sexo que ellos querían. Me pareció una locura. A partir de esa idea surgió toda la premisa, pero el trasfondo de la historia lo llevaba dentro desde años atrás, cuando, siendo muy joven, empecé a cuestionarme lo que me habían enseñado y a entender ciertas cosas de la sociedad en la que vivía. De ahí surgió una necesidad brutal de cambio, de deconstruirme y de reconstruir. Creo que es algo que mucha gente experimenta, sobre todo a ciertas edades. Quería hablar de todo eso y en Materna encontré la oportunidad.

Desde que anunciamos la novela en redes hemos visto que muchas personas muy fans de El cuento de la criada ya le han echado el ojo. ¿Ha sido tu inspiración? ¿Hay alguna otra ficción o idea que te haya acompañado en este camino?

La verdad es que El cuento de la criada es una influencia casi accidental. Cuando descubrí la novela yo ya había ideado toda la trama de Materna, y la leí, de hecho, con cierto miedo a que se parecieran demasiado. Pero aunque la premisa de la infertilidad y la explotación de las mujeres es común, creo que todo lo demás es bastante diferente. Sea como sea, El cuento de la criada me pareció una novela brillante y por supuesto que me sirvió de inspiración. 

Otra gran referencia ha sido Los juegos del hambre. Es una saga que me encanta y su visión de la mediatización y la opresión han tenido mucho peso al escribir Materna. Por último, tengo que mencionar a Ursula K. Le Guin, porque su forma de abordar la crítica social y el ecologismo siempre me ha inspirado muchísimo.

Lara Coto con Materna en sus manos.

Si no estoy equivocada, tú no eres madre, pero has tenido que escribir varios partos —un par de ellos muy en primera persona— en esta novela, además de un montón de síntomas físicos y mentales del embarazo… ¿Has tenido ayuda para conseguirlo?

¡Muchísima ayuda! He preguntado a las madres de mi entorno más cercano. Especialmente a la mía, claro, que además de ser madre, es enfermera. Eso me ayudó mucho, porque las respuestas que ella no podía darme de primera mano las podía preguntar en su hospital. También me documenté con una ginecóloga y con otras personas que podían aportarme mucho. Todas ellas están en los agradecimientos de la novela, porque no habría sido capaz de representar algo tan grande y tan complejo como el embarazo y el parto de no ser por su ayuda. 

¿Fue eso lo más difícil de escribir o te enfrentaste a otros retos?

Fue una de las cosas que más me imponían por el miedo a hacerlo mal, pero no lo sentí como lo más difícil. En Materna me encontré con dos retos complicados: el primero fue construir un mundo con un déficit demográfico lo bastante extremo como para justificar la existencia de un programa tan brutal como Materna, pero no tanto como para que ya no hubiera nada que hacer. Estuve días haciendo cálculos, consultando datos demográficos de diferentes países y decidiendo cuántos centros de natalidad debían existir y cuántas mujeres fértiles podría haber en cada uno. Lo más absurdo de esto es que no llegué a llevar esas cifras a la novela (porque no aportan a la historia) pero yo las necesitaba para concebir el mundo. El otro reto fue escribir con la voz de Vera en primera persona, sobre todo en los primeros capítulos. Narrar desde un personaje que al principio está alienado es difícil, porque corres el riesgo de hacerlo demasiado pasivo o estático. Tiré muchas páginas hasta que di con la voz adecuada.

¿Y qué es lo que más has disfrutado de todo este proceso?

Descubrir a los personajes y la forma en que se relacionan. En cuanto los creé y los puse en marcha, fue como si estuvieran vivos. A veces me sentía espectadora al escribir, y esa es la mejor sensación del mundo.

La protagonista de Materna es Vera, una chica que a pesar de lo joven que es, decide escuchar esas voces de las que hablábamos al principio. ¿Qué nos puedes contar de ella?

Fue el personaje más difícil de construir porque su arco es complejo. Es una persona con un gran respeto por la vida, en todas sus formas. Tiene sus plantas, le gusta nadar, se siente conectada a la naturaleza. Al principio, cree en Materna y en contribuir al futuro, pero poco a poco, se va cuestionando el sistema. 

Sin embargo, la alternativa le parece terrible. Lidia con un gran conflicto durante gran parte de la historia, y eso también fue un reto para mí. Intenté reflejar en ella lo que supone para la gente joven darse cuenta de que el mundo no siempre es como nos lo pintan, y que a la hora de la verdad, distinguir lo que está bien de lo que está mal puede ser muy difícil. Tarde o temprano nos toca decidir en qué causa creemos realmente. Ese es el desafío al que se enfrenta Vera. ¡Además de los embarazos, claro!

¿Es tu favorita?

Seguramente es a la que más cariño tengo, porque he pasado muchísimo tiempo con ella. Y la pobre ha tenido que sufrir mucho. Me despierta un gran instinto de protección y compasión, pero a la vez admiro profundamente su valentía. Yo no la habría tenido.

Lo preguntaba porque hay un personaje que cuando leí la novela me gustó mucho. Se trata de Neil. ¡Es el momento de hablar de él!

Adoro a Neil. No sé si suena mal que lo diga yo, pero lo adoro. Como lectora y espectadora, siempre me han atraído muchísimo las tramas en las que se crea familia entre personas que no comparten sangre. La figura del padre adoptivo forzoso es mi debilidad. Era inevitable que apareciera alguien así para Vera. Neil es sensible, protector y comprensivo. Es como una bocanada de oxígeno para Vera en un momento en que casi se hunde. Pero también es un personaje algo complejo y reservado. Tiene sus secretos.

Hablando de secretos… Es inevitable que mencionemos a Los Sextos.

¡Por supuesto, siempre están ahí! Desde el principio de la historia, ya se pronuncian para empezar a sembrar la duda en Vera. Y nunca desaparecen del todo, aunque no los veamos. Los Sextos son un grupo de disidentes que pretenden acabar con Materna. En la novela se rumorea que es porque están locos, que defienden la sexta extinción… pero quién sabe. Hay mucho misterio en torno a ese grupo.

Y con Los Sextos viene el personaje de Nora. Un personaje que, si no recuerdo mal, cobró vida propia y decidió que en Materna haya un romance…

¡Lo decidió ella cien por cien! Mi plan inicial era crear un personaje que en primer lugar sirviera de choque a Vera, que contradijera todo lo que ella cree y su forma de comportarse. Y que, más adelante, la ayudara a cuestionarse algunas cosas y acabara siendo una inspiración. Pero la conexión entre los personajes llegó mucho más lejos y yo no pude evitarlo. Eso sí, el romance se desarrolla de forma muy sutil, porque la trama principal es bastante cruda y no quería que nada eclipsara la esencia de la historia. Para mí, el proceso de Vera, su aprendizaje, era lo primero.

Es evidente que Materna va a hacer reflexionar a muchas personas sobre los derechos de los cuerpos de las personas gestantes, pero además, es una historia de crecimiento personal y creo que es algo que también te gustaría que llegara a los lectores, ¿verdad?

¡Totalmente! Soy consciente de que hay muchos temas mezclados en esta historia: la maternidad, el ecologismo, la mediatización, la gestación subrogada, el concepto de familia… Pero para mí, el más importante es la alienación y, sobre todo, la desalienación. En Materna quería hablar de ese momento en la vida en el que, por una u otra razón, se nos cae la venda de los ojos y sentimos la urgencia de hacer algo por cambiar las cosas. Es una sensación inmensa, dolorosa y a la vez bonita, y llevaba mucho tiempo queriendo plasmarla en una historia. Espero que llegue a las personas que la lean.

Y para terminar, ¿es posible que nos digas cuál es una de tus escenas favoritas? Aunque no sé si va a ser posible sin spoilers…

¡Qué difícil! Creo que la escena final es mi favorita, así que no puedo describirla sin destripar nada. Sí adelantaré que es un final un poco agridulce a simple vista, ¡pero confiad! Representa algo importante.

Era CASI la última porque, ¿qué le dirías a las personas que no han leído la novela para que se animen a hacerlo?

Supongo que les diría que Materna puede hacerles sentir muchas cosas, y que también les hará pensar. Y que si están en uno de esos momentos en que te lo cuestionas todo y lo quieres cambiar todo, o si han sentido eso alguna vez y lo han vivido como algo importante, es posible que esta historia les remueva.

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